jueves, 21 de septiembre de 2017

Identidad de Género en Conflicto
 En Izkali, Escuela de Gestalt
20 de septiembre de 2017
"Programa #violeta_deambulante"
Izkali. Escuela de gestalt.

Ayer volvimos a juntarnos un grupo de personas para reflexionar en torno a la identidad de género y presentar el Taller de cultura feminista. Esta vez el encuentro tuvo lugar en la Escuela de Gestalt Izkali, centro en el que me he formado como terapeuta y en el que me siento como en casa.

Fue una sorpresa agradable encontrarme con algunas mujeres que ya habían participado en charlas anteriores, y que venían acompañadas de amigas. También me emocionó reencontrarme con personas que se han formado conmigo en Gestalt y que hacía tiempo que no veía. Con lo cual, el clima era muy acogedor.

Una vez enmarcada la charla, lancé la siguiente pregunta: ¿Qué es lo que me hace sentir mujer, hombre, o el género con el que me identifique? Una persona fue directamente al cuerpo, a los genitales, las tetas... Otra se veía sensible y percibía que eran algunos atributos de su personalidad los que le hacían sentirse mujer. En otro caso, la respuesta era simplemente una certeza “lo se”, sin más explicación.

Posteriormente, repasamos los aspectos de la identidad que nos anclan; que nos hacen sentir una y la misma a lo largo del tiempo, así como los aspectos que fragmentan mi identidad. Así mismo, expliqué que en nuestra sociedad los géneros no tienen igual valor, dado que a lo masculino se le atribuye mayor valor que a lo femenino. Y que muchas veces, estas situaciones de desigualdad son tan “normales” que no nos molestan, se quedan en el fondo, sin hacer figura.

En relación a la jerarquía en la que situamos los géneros, comenzamos un interesante diálogo en torno a aquellas situaciones en las que existe desigualdad entre mujeres y hombres. En el ámbito económico, por ejemplo, la situación aún es sangrante. En el mundo laboral las mujeres aún no nos hacemos valer y las empresas se aprovechan de que “las mujeres trabajan más por menos”. El sistema valora por encima de todo el interés económico y deja de lado las actividades realizadas por afecto, esto es, las tareas relacionadas con el cuidado que generalmente recaen sobre las mujeres.

El deporte, así mismo, es otro de los ámbitos en los que la desigualdad aún es muy grande. Aunque curiosamente, parece que el cuerpo de las mujeres está cambiando mucho y en algunas disciplinas las mujeres se están acercando a la capacidad de los hombres. Y nos preguntábamos: ¿cómo seremos en el futuro; seres androginos con capacidades físicas similares? A lo mejor, parece que vamos en camino.

También hablamos de cómo el propio sistema regula que la gente no cambie mucho, que sea fiable y previsible. Es por esto que cuando vemos a una persona que no sabemos cuál es su sexo nos preguntamos: ¿es hombre o mujer?. Necesitamos situarle en algún lugar para saber cómo posicionarme yo respecto a esta persona. Una participante comentó cómo sentada en una mesa se percibe distinta en función de si hay un hombre, otras mujeres, o su madre y tías, por ejemplo. La forma en la que actuamos mujeres y hombres es distinta según con quién estemos. Esto es muy evidente cuando nos sentamos a comer en una mesa y observamos quiénes se levantan y en qué situaciones yo me percibo con la obligación de colaborar o no. Y esto mismo se reproduce en el ámbito laboral.

Con estas y otras reflexiones damos por finalizada la charla y di a conocer el Taller de cultura feminista que dará comienzo de forma gratuita en octubre, los miércoles, quincenalmente, de 17:00 a 19:00 en Intxaurrondo. Así mismo, para terminar de forma lúdica, respondimos a algunas preguntas del Trivial. 

Maite Blanco Gómez

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