Identidad de Género en
Conflicto
En Izkali,
Escuela de Gestalt
20 de
septiembre de 2017
"Programa
#violeta_deambulante"
Izkali. Escuela de
gestalt.
Ayer volvimos a juntarnos
un grupo de personas para reflexionar en torno a la identidad de
género y presentar el Taller de cultura feminista. Esta vez el
encuentro tuvo lugar en la Escuela de Gestalt Izkali, centro en el
que me he formado como terapeuta y en el que me siento como en casa.
Fue una sorpresa
agradable encontrarme con algunas mujeres que ya habían participado
en charlas anteriores, y que venían acompañadas de amigas. También
me emocionó reencontrarme con personas que se han formado conmigo en
Gestalt y que hacía tiempo que no veía. Con lo cual, el clima era
muy acogedor.
Una vez enmarcada la
charla, lancé la siguiente pregunta: ¿Qué es lo que me hace
sentir mujer, hombre, o el género con el que me identifique? Una
persona fue directamente al cuerpo, a los genitales, las tetas...
Otra se veía sensible y percibía que eran algunos atributos de su
personalidad los que le hacían sentirse mujer. En otro caso, la
respuesta era simplemente una certeza “lo se”, sin más
explicación.
Posteriormente, repasamos
los aspectos de la identidad que nos anclan; que nos hacen sentir una
y la misma a lo largo del tiempo, así como los aspectos que
fragmentan mi identidad. Así mismo, expliqué que en nuestra
sociedad los géneros no tienen igual valor, dado que a lo masculino
se le atribuye mayor valor que a lo femenino. Y que muchas veces,
estas situaciones de desigualdad son tan “normales” que no nos
molestan, se quedan en el fondo, sin hacer figura.
En relación a la
jerarquía en la que situamos los géneros, comenzamos un interesante
diálogo en torno a aquellas situaciones en las que existe
desigualdad entre mujeres y hombres. En el ámbito económico, por
ejemplo, la situación aún es sangrante. En el mundo laboral las
mujeres aún no nos hacemos valer y las empresas se aprovechan de que
“las mujeres trabajan más por menos”. El sistema valora por
encima de todo el interés económico y deja de lado las actividades
realizadas por afecto, esto es, las tareas relacionadas con el
cuidado que generalmente recaen sobre las mujeres.
El deporte, así mismo,
es otro de los ámbitos en los que la desigualdad aún es muy grande.
Aunque curiosamente, parece que el cuerpo de las mujeres está
cambiando mucho y en algunas disciplinas las mujeres se están
acercando a la capacidad de los hombres. Y nos preguntábamos: ¿cómo
seremos en el futuro; seres androginos con capacidades físicas
similares? A lo mejor, parece que vamos en camino.
También hablamos de cómo
el propio sistema regula que la gente no cambie mucho, que sea
fiable y previsible. Es por esto que cuando vemos a una persona que
no sabemos cuál es su sexo nos preguntamos: ¿es hombre o mujer?.
Necesitamos situarle en algún lugar para saber cómo posicionarme yo
respecto a esta persona. Una participante comentó cómo sentada en
una mesa se percibe distinta en función de si hay un hombre, otras
mujeres, o su madre y tías, por ejemplo. La forma en la que actuamos
mujeres y hombres es distinta según con quién estemos. Esto es muy
evidente cuando nos sentamos a comer en una mesa y observamos quiénes
se levantan y en qué situaciones yo me percibo con la obligación de
colaborar o no. Y esto mismo se reproduce en el ámbito laboral.
Con estas y otras
reflexiones damos por finalizada la charla y di a conocer el Taller
de cultura feminista que dará comienzo de forma gratuita en octubre,
los miércoles, quincenalmente, de 17:00 a 19:00 en Intxaurrondo.
Así mismo, para terminar de forma lúdica, respondimos a algunas
preguntas del Trivial.
Maite Blanco Gómez
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